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Facu y la estrella de Belén


sagitario blues

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Publicado

Sábado 11 de enero de 2011.

Candela Celeste.

Casilda.

Ray Bradbury es sin duda uno de los escritores más grandes del siglo veinte. Fue el primero que supo asustarme de verdad.

Poe, Pierce, Quiroga, Lovecraft… Uff, grandes, si… pero ellos te producían terror, que es irracional. Con Ray supe el miedo, puro y racional miedo.

La feria de las tinieblas, El país de Octubre, El Lago.

¡Por dios! El Lago¡¡¡¡ y Crónicas Marcianas, claro (hasta Georgie tuvo que admitir en su prólogo que ese sureño había sabido emocionarlo).

En la epopeya marciana, un padre reúne a sus hijos una mañana y les dice: Hijos, hoy voy a mostrarles a los marcianos… Pero -a esa altura- tú sabes que los marcianos hace años han desaparecido. ¿De qué habla entonces este fader? ¿Acaso, en algún lado, ellos existen? El hombre toma a sus children y los embarca. Rema hasta alejarse de la costa. Están solos bajo el cielo que los baña en un tenue magenta. Aparta los remos y pide: Asómense niños, vean el agua. Los niños obedecen, miran el agua oscura y sólo ven en ella sus rostros reflejados… El padre dice: Ahí están, los verdaderos marcianos.

Uff, durísimo, amigos. La literatura tiene ese don, el de hacernos vivir impresiones ajenas.

Un presente cuyo nombre empieza con e y sigue con s.

El jueves 6 de enero me di una vuelta por mi óptica storage, munido de mi pendrive, pletórico de fotos astronómicas. Iba a por unas copias para regalar a amig@s e iniciados.

Allí estábamos, mirando teles, hablando con Seba mientras la máquina hacía lo suyo –pffffffffff, tic, tic, pfffffffff- cuando cae Adrián con su hijo Facundo. Facundo lleva bajo el brazo un teles, un H 70 350 que -por supu- le ha traído alguno de los tres reyes magos.

Hola, qué tal y nos enteramos que no han podido enfocar nada. Una noche aciaga han pasado, pero hurgo en los ojos del niño y todo está como nuevo allí. No es para menos. Facundo es nieto de un amigo, muy tranqui, que extraño a veces. Ahora, por ejemplo.

Como justo esa noche nos reunimos en casa -pues Seba quiere aprender algo sobre teles- los invito a que se sumen al patio de Candela Celeste. Adrián, le digo, tengo en casa algo para ustedes, su nombre empieza con e y sigue con s. Si adivinás, es gratis.

Piensa un rato antes de irse y no da con la cosa, se ríe y se va con su Facu y su hokenn. Me dan mis pictures: impresionante ese tránsito de la ISS sobre el sol en pleno eclipse. Entra Gerardo de la CoCadE y la comentamos. Hablamos también de su proyecto de cine en la plaza. Buenísimo. Por algo mi ópticastorage vendió este año para navidad más teles que cámaras, por primera vez en su historia comercial. Guau.

A las nueve tengo el circo armado en el patio de casa, es decir en Candela Celeste, el taller de astronomía de Casilda. Empiezo solito con Júpiter aunque está claro todavía, le doy tranqui con lumbricita pues no voy a sacar artillería pesada para una primera clase. Llega Moni y me cuenta, Lo vi a Adrián y me dice, adiviná a dónde vamos hoy con Facu. Veo que trae un teles y le digo: ¡ya sé!

Hoy veremos con Seba algo de geografía celeste, monturas ecuatoriales y altacimutales, aumentos y luminosidad, algunas imágenes, nomás. Pero escucho el timbre. Es Belén, la hija de Mario, mi winestorage (me rodean los estorages¡¡¡).

Belén es fotógrafa y quiere entrar en el mundo de la astrofotografía. Uff. Tiene una Reflex Sony alfa que pasma. Acordamos para las diez.

A las 2230 el patio de Candela Celeste está lleno. Tuve que sacar el 150 1200, sillas y una mesa de algarrobo para el refractor de Facundo. Facundo tiene 8 o 9 años. Puse la escalera también. La escalera me acompaña a todos lados. Un astrónomo sin escalera no es un astrónomo completo. De otro modo los purretes nunca pueden atisbar el infinito a través de los teles grandes.

El hokenn andaba perfecto. Adrián había montado un barlow con el filtro lunar y todo. Por eso no había podido ver nada (realmente, esos barlow no sirven. ¿Por qué le habrán puesto barlows? Dirá un fakeninglish en mis futuras propagandas de astronomía, emulando aquella de Legui).

Enfocamos “las palomas que suelo mirar” y Facu se encarama a la silla sobre la mesa. Mete el ojo en su Joker y asiente. Allí están las esquivas estrellas. Le digo a Adrián, ¿supiste que era lo que tenía para vos? Pero nada. El tipo usa sus luces para otra cosa. Le acoto: este teles, el día de mañana lo usas de guía sobre otro mayor. Buenísimo.

Seba y Belén comprenden el cielo. Belén es muy inteligente, ya ha leído algo en el ómnibus (se compró un libro en baires y vino leyendo astronomía en el chevallier; con eso le alcanza, por hoy).

Moni nos atiende pues es tan amable que siempre resigna lo suyo por mí. A veces temo que un día se harte. Que llegue yo a casa y me espere un killer riff en el cielo. Adiós, gordito, con tu circo a otra parte. En fin, son los gajes del oficio, me dijo Sergio B.

Cada vez me entusiasmo más al hablar del cielo. Le damos a todo una vez sorteados los datos técnicos. Con cada objeto que enfoco debo aumentar la velocidad para correrme y liberar el flanco del ocular, pues Facu ya está trepando escalones para meter el ojo.

Uff. Otro keplero en ciernes. Fíjense, amigos. Le hablo de esta suerte: -vos, para ver mejor, observas y luego dibujas aquello que ves. - Si, si, me dice, y sigue mirando. Y Adrián, no sabés cómo dibuja… Dioses… Cuándo iba yo a pensar en esta docencia… La docencia es un regalo del cielo. Como los amigos.

Muy lentamente Orión toca el cenit y pido la toalla. Moni se levanta muy temprano cada mañana (como tantas mujeres) pues –entre sus muchos jobs- es técnica hematóloga y trabaja en el Hospi local. Los pacientes la quieren mucho. Por supuesto, como es la mar de responsable a veces vuelve amargada. No todos toman su trabajo con devoción y afán de servicio.

Tener un cargo público y no sentir pasión por el otro, por paliar sus necesidades e infortunios, es ser como esos barlows que vienen de china. Por suerte nosotros tenemos grandes ejemplos ejecutivos, en la provincia y en la nación. Y también en el hospi, che, ¡que allí atendieron a mi viejo como a un rey!

Adrián y Facu guardan el Joker en su excelente bolso y parten primeros. Facu da un beso, le cuento que fui amigo de su abuelo. No sé porqué, le cuento. Cosa de hombre que va para viejo, ¿no? Facundo es el nombre de mi hijo, también (“al destino le gustan las simetrías..” JLB).

Seba parte y combinamos para la nexguic. Belén viaja por trabajo pero apenas vuelva, vuelve. Los reyes también trajeron un regalo para mí, al fin y al cabo: esta velada.

Llegaron -como hace dos milenios- tras la buena estrella de Belén.

Verse los rostros.

La noche se queda callada y barrunto imágenes pasadas.

Todo está en silencio, sólo mis pasos arriando el circo.

Para el último dejo la repo, of course. Saco los Meade 9 x 63 y le doy un toque a cada uno de los argonautas, luego me detengo en mi Carina un rato (espacio de tiempo, decía Georgie. Amig@s, ¿Ustedes han leído a Borges? Háganlo. Empiecen con El Disco; pronto lo posteo).

Dando vueltas caigo en la arañita y no puedo dejar sin echarle una vista al tucancito. El tucán es como la escultora. Si está, uno nunca le niega una vista.

“Uff. Cuando cierre mis ojos dejaré de mirar el cielo…” SCG.

Se habrán dado cuenta, debo dejarlos y me demoro…

Es que tengo algo, un entripado…

Hace muchos años… era un chico. Mi familia se reducía a mis padres y a Vero (querida Vero). Tendría unos cinco years old. Vivíamos en Rosario y era feliz allí.

Una noche, mí padre nos llama a la cocina, quería hablarnos. Nos sentamos en los banquitos y le miramos a la cara. Serio pero a lo mejor amable: Hoy voy a decirles algo, una verdad que deben callar en la escuela ¿? Los reyes no existen. ¡Son los padres!

Uff. Cuánto peso, esa verdad. Con Verito remamos hasta la pieza y supongo que igual nos dormimos enseguida.

A partir de entonces las tres marías -los tres reyes magos- tuvieron otro brillo. Más humano. Aunque no por eso dejamos de esperarlos, cada año.

De todos modos, mi viejo -en dos frases- nos había hecho ver el agua y nuestros límpidos rostros espejados en ella.

Sergio Galarza

sergiogalarza62@gmail.com

www.sagitarioblues.blogspot.com

Candela Celeste.

Taller de astronomía.

1º de mayo 2345. Casilda.

Celu: 03464 154 49 820

Publicado

Nuevamente un relato completo e inspirado Sergio.

Da gusto leerte.

Esta navidad tambien nos pasó en casa de revelarle la historia de "Papa Noel" a mi hijo Fausto (9 años). En realidad ya era insostenible desde la navidad pasada.

Los chicos vienen acelerados y ya en el 2009 no le cerraba lo de "repartir los regalos por todo el mundo" y el trineo. Pero bueno, en su momento los regalos justamente sofocaron la rebelión.

Esta vuelta nos volvió a preguntar si Papa Noel existía. Enfaticamente le dijimos SI.... somo nosotros, tus abuelos, tus tíos y todo aquel que te quiere y en Navidad, en nombre de Papa Noel te hace llegar un regalo.

Lo tomó bien, ahora, eso si, inmediatamente retrucó: "pero los Reyes Magos sí existen, yo los vi".... :)

Es verdad, un par de veranos atras estando en Coronel Pringles llegaron los Reyes Magos a la plaza con toda la pompa. Él estaba ahi. Los vió.

Callamos.

Sabemos que él sabe que somos nosotros tambien (se le nota), pero prefirió que no se lo revelemos. Habrá pensado que es demasiada realidad de un saque.

Pidió un Max Steel (otro más) y unos auriculares para usarlos con un MP3.

Cuando vió los auriculares dijo: "uh mirá, los mismos que venden aca al lado!" y sonrió. (y sí, los compré en el local del al lado).

En fin. Qué bueno que hayas podido mostrarle a Facu que su teles sí funciona.

Nuevamente, gracias por el relato.

Y que tengas buen año.

Saludos.

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