Jorge Alonso Publicado 7 de Octubre del 2012 Publicado 7 de Octubre del 2012 Esta acnedota es un homenaje al padre de la teoría cuántica físico danés y padre de la bomba atómica celebraría hoy el 127 aniversario de su nacimiento. también hoy es recordado por google. Sir Ernest Rutherford, presidente de la Sociedad Real Británica y Premio Nobel de Química en 1908, contaba la siguiente anécdota: Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta que había dado en un problema de física, pese a que este afirmaba rotundamente que su respuesta era absolutamente acertada. Profesores y estudiantes acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo. Leí la pregunta del examen y decía: Demuestre como es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro. El estudiante había respondido: llevo el barómetro a la azotea del edificio y le ato una cuerda muy larga. Lo descuelgo hasta la base del edificio, marco y mido. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio. Realmente, el estudiante había planteado un serio problema con la resolución del ejercicio, porque había respondido a la pregunta correcta y completamente. Por otro lado, si se le concedía la máxima puntuación, podría alterar el promedio de su año de estudio, obtener una nota mas alta y así certificar su alto nivel en física; pero la respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel. Sugerí que se le diera al alumno otra oportunidad. Le concedí seis minutos para que me respondiera la misma pregunta pero esta vez con la advertencia de que en la respuesta debía demostrar sus conocimientos de física. Habían pasado cinco minutos y el estudiante no había escrito nada. Le pregunte si deseaba marcharse, pero me contesto que tenia muchas respuestas al problema. Su dificultad era elegir la mejor de todas. Me excuse por interrumpirle y le rogué que continuara. En el minuto que le quedaba escribió la siguiente respuesta: tomo el barómetro y lo lanzo al suelo desde la azotea del edificio, calculo el tiempo de caída con un cronometro. Después se aplica la formula altura = 0,5 por A por t^2. Y así obtenemos la altura del edificio. En este punto le pregunte a mi colega si el estudiante se podía retirar. Le dio la nota mas alta. Tras abandonar el despacho, me reencontré con el estudiante y le pedí que me contara sus otras respuestas a la pregunta. Bueno, respondió, hay muchas maneras, por ejemplo, tomas el barómetro en un día soleado y mides la altura del barómetro y la longitud de su sombra. Si medimos a continuación la longitud de la sombra del Edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la altura del edificio. Perfecto, le dije, ¿y de otra manera?. Si, contestó, éste es un procedimiento muy básico para medir un edificio, pero también sirve. En este método, tomas el barómetro y te sitúas en las escaleras del edificio en la planta baja. Según subes las escaleras, vas marcando la altura del barómetro y cuentas el numero de marcas hasta la azotea. Multiplicas al final la altura del barómetro por el numero de marcas que has hecho y ya tienes la altura. Este es un método muy directo. Por supuesto, si lo que quiere es un procedimiento mas sofisticado, puede atar el barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo. Si calculamos que cuando el barómetro está a la altura de la azotea la gravedad es cero y si tenemos en cuenta la medida de la aceleración de la gravedad al descender el barómetro en trayectoria circular al pasar por la perpendicular del edificio, de la diferencia de estos valores, y aplicando una sencilla fórmula trigonométrica, podríamos calcular, sin duda, la altura del edificio. En este mismo estilo de sistema, atas el barómetro a una cuerda y lo descuelgas desde la azotea a la calle. Usándolo como un péndulo puedes calcular la altura midiendo su período de precesión. En fin, concluyó, existen otras muchas maneras. Probablemente, la mejor sea tomar el barómetro y golpear con el la puerta de la casa del portero. Cuando abra, decirle: "Señor portero, aquí tengo un bonito barómetro. Si usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo". En este momento de la conversación, le pregunte si no conocía la respuesta convencional al problema (la diferencia de presión marcada por un barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares) evidentemente, dijo que la conocía, pero que durante sus estudios, sus profesores habían intentado enseñarle a pensar. El estudiante se llamaba Niels Bohr, físico danés, premio Nobel de física en 1922, mas conocido por ser el primero en proponer el modelo de átomo con protones y neutrones y los electrones que lo rodeaban. Fue fundamentalmente un innovador de la teoría cuántica. Al margen del personaje, lo divertido y curioso de la anécdota, lo esencial de esta historia es que LE HABÍAN ENSEÑADO A PENSAR. Por cierto, para los escépticos, esta historia es absolutamente verídica Aprendamos a pensar, hay mil soluciones para un mismo problema, pero lo realmente interesante, lo auténticamente genial es elegir la solución más practica y rápida, de forma que podamos acabar con el problema de raíz...y dedicarnos a solucionar OTROS problemas.
pablom Publicado 7 de Octubre del 2012 Publicado 7 de Octubre del 2012 Que te puedo decir, excelente !!!!!!
Meteoro Publicado 7 de Octubre del 2012 Publicado 7 de Octubre del 2012 Impresionante....! Gracias por el post!!
Manuel Publicado 8 de Octubre del 2012 Publicado 8 de Octubre del 2012 Muy buena anécdota Jorge en el dia del cumpleaños de Bohr, nos enseña que muchas veces buscamos soluciones complicadas a un problema cuando la salida es mucho más simple.
Ale L. Publicado 10 de Octubre del 2012 Publicado 10 de Octubre del 2012 Bravouu! Tan simple como enseñar a pensar.. y a veces no se sabe hacer. La data está en los libros, cómo usarlas es otro tema.. Gracias, muy bueno!
juanca Publicado 16 de Octubre del 2012 Publicado 16 de Octubre del 2012 Aquí va otro acorde a la referencia: http://www.librosmaravillosos.com/hombr ... ulo03.html Saludos Juanca
JPM Publicado 9 de Noviembre del 2012 Publicado 9 de Noviembre del 2012 Genial! Aunque he tenido algunos profesores que enseñan a pensar, lamentablemente son los menos. Si hubiese más gente que enseñara de esta forma, algo que creo es una virtud, aprender (y estudiar) sería mucho más fácil, divertido, motivante y gratificante. Por cierto, absolutamente inspiradora esta anécdota de Niels Bohr.
Alvarez Publicado 9 de Noviembre del 2012 Publicado 9 de Noviembre del 2012 Esa historia solía contar el Dr. José Federico "Pipo" Westerkamp a los que nos anotábamos para cursar el laboratorio de Física 1 en Ciencias Exactas, un tipo que he tenido el placer de conocer allá por fines de los 70's, otro de los tantos docentes que terminaron de formarme como persona más que como profesional. Gracias por traerme a la memoria esa gente de 10, mala época, pero buenos recuerdos humanos.
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