retomando la afición

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Hola a todos!

 

Luego de mucho tiempo, más bien años. Como un hijo prodigo vuelvo a esta casa y me sumo a esta gran familia astronómica. Si bien, como les sucede a muchos, siempre ojeaba y chismeaba Espacio Profundo en busca de las experiencias y, sabiduría observacional y técnica de los miembros de EP. Por espacio de muchos años como un observador visual del cielo y usando telescopios bien a lo amateur, o sea sin sistema de seguimiento alguno y solo a pulmón, obligando al telescopio a saltar de estrella en estrella para llegar a esos misterios del cielo profundo. Viendo valiosas gemas estelares que todavía no dejan de sorprendernos y enseñarnos lo pequeño que somos.

Siempre me sorprendieron mucho esas dos nubes grises blancuzcas llamadas Nubes de Magallanes y les dedique muchas de mis noches a registrar esos cúmulos estelares y nebulosas dentro de ellas y, junto a mi hermano Gustavo Quattrochi hacíamos verdaderas proezas de circo para poder ver sin que las luces de los vecinos nos taparan el cielo con sus lumbreras molestas e invasivas. Uno observaba y el otro se dedicaba a tapar agujeros por donde se filtraban esas luces.

Espero poder contribuir con mis observaciones como una gota de agua siquiera a la gran ya contribución que hacen los miembros de este sitio tan conocido.

A continuación, y como un ferviente defensor de lo nuestro a nivel nacional (sin desmerecer claro) todo lo otro. Mi humilde opinión sobre un libro que descubrí hace poco más de un mes. Y que creo es muy útil a la hora de sacar el telescopio al patio y ponerse a observar.

 

LIBRO:

La fauna estelar como si de un zoológico a nivel cósmico se tratase. Cada noche limpia y transparente, cuando la frescura nocturna acaricia el corazón y empuja al intelecto a ir de paseo por esos lugares misteriosos, nos despliega de modo contundente. Toda clase de animales extraños, poderosos y seres mitológicos que causan pavor solo el pensar en sus vidas tan diferentes de las nuestras allá en el cielo. Encerrados y encasillados en sus respectivas delimitaciones estelares.

Recorren de un lado al otro del cielo oteando nerviosos hacia la tierra para asegurarse que algún pobre mortal los observe con asombro de niño, con un corazón pleno de ciencia y consentimiento delicado de un artista, que entienda de la belleza que ellos tienen para ofrecer.

 Para ello, nada mejor que una guía de estudio, hecho por aficionados argentinos para aficionados visuales y conocedores de las necesidades y técnicas a usar, propios de nuestra latitud. Como un aficionado por más de 25 años y siempre usando material extranjero para las noches de observación y ciertamente…todavía lo hago.

Me alegré mucho cuando, allá por 2009 sacaron un libro (EXOTICO CIELO PROFUNDO) que acorde a nuestra idiosincrasia, iba de la mano y codo a codo identificándose mejor con nuestra costumbre de tomar mate en cada sesión de observación, bien a lo argentino y eso me llenó de sano orgullo. Ahora, 11 años después, me asombré al descubrir que, Rodolfo Ferraiuolo y Enzo de Bernardini emprendieron otro nuevo proyecto y es nada menos que el segundo tomo, el Volumen 2, la continuación de aquel querido Exótico Cielo Profundo.

En este Exótico Cielo Profundo 2 noté que la información volcada es más excautiva sobre cada objeto y zona estelar a estudiar. Más detallado y cómo si se tratara de un seguimiento de la historia familiar de los objetos celestes. Llegan hasta tiempos remotos en que la nomenclatura casi se pierde y juega con los nombres y apodos que, cada descubridor, les ponía según su sensación y punto de vista particular. Incluso, cuando las anotaciones eran mínimas y escasas.

 

OBSERVACIÓN:

Una vez adquirido el libro. Vi que con 9 capítulos y más de 360 páginas, era mucha la información, esquemas y mapas de búsquedas, todo muy detallado. Ellos pueden ser complementados con otras cartas de nuestro uso personal. También, vale decirlo, cuenta con mapas superpuestos a fotografías en negativo, que profundizan más aun las magnitudes de las estrellas como una guía fiable de llegar a destino seguro. Además, la obra posee muchos buenos dibujos de lo oteado al ocular. Tiene en la tapa un gran telescopio que, me recordó las ganas de ser dueño algún día de una abertura de 20 pulgadas o más, soñar no cuesta nada, pero duele.

En el último capítulo que, por lo extenso parece un libro dentro del libro, tratan en profundidad toda la gloriosa zona de M 42, la gran nebulosa, hasta llegar a una descripción total de su topografía con cada detalle visual expuesto.

Por ello, para comenzar y ya que vi la noche clara y pocas luces de los vecinos. Aproveché a sacar el telescopio Sky Watcher de 12 pulgadas. Aclaro, estoy viviendo en pleno centro de San Martín de los Andes, Neuquén. Por el que tema luces y las pocas chances de atajarse de ellas eran nulas. Solo procedí a observar y despuntar el vicio en esta cuarentena casi interminable. Apunté a M42 algo baja en el cielo por poco raspando el techo de un vecino.

M42: Asombrosa y llena de sinuosidades me dejo muy perplejo. Hacía mucho que no la observaba y, nuevamente fue amor a primera vista. El trapecio con sus estrellas dispares comandada por Theta 1 Orionis es lo que sobresale más en luminosidad. Todo el complejo se halla en un lugar denominado Regio Huygheniana, nombre raro y con pedigrí. A 100x A, B, C y D iluminan hermosas y muy potentes desde un fondo neblinoso casi como espectros fantasmales escapándose de quien sabe qué terrores nocturnos. Esta sensación se potencia cuando elevo el poder a 166x con un ocular de 9mm. Observo con ingenuidad que otra estrella, más débil pero visible llamada F queda rezagada de sus hermanas mayores a merced de toda esa neblinosidad tan compleja y malvada. Busco a la estrellita E que la veo un poquito más débil que la F, pero está custodiada por las corpulentas A y B, eso me deja más tranquilo y continuo viaje confiado. Guiándome con el libro y para entender mejor toda la zona central veo la famosa cuña, esa oscuridad que se llama Sinus Magnus o Boca de Pez, el Gran Golfo de Herschel pero que debido a la baja altitud para estas horas está más débil, aunque no se confundo con Lacus Secchii, una pequeña región, creo más oscura al noroeste del trapecio visible, con 166x, a mis cansados ojos. Pegada a lo que sería el ala sureña de Orión, yacen las Proboscis Minor y Proboscis Maior, una región interesante, brillante que parece dependiendo de la transparencia del cielo puede divisarse una tonalidad casi marrón oscura y hoy no es la excepción al fijar la vista un rato, el contraste entre las tonalidades oscuras y brillantes parecen dividirse en partes desiguales de densidades y profundidades diferentes. Una gran ala envolviendo a todo el complejo. Como una gallina protegiendo con sus alas a sus polluelos.

Orión se está escondiendo y veo que no podré explorar en detalle todo lo que yo quisiera. Todavía falta la DARK LANE, NEBULA OBLONGATA, REGIO GENTILI, REGLO PICARDIANA y otros sitios interesantes y que veo incluyen mucha información al respecto. Por lo que decido ir a un último vistazo general del complejo. Ocular de 25mm, 70 grados y 60x hará bien este trabajo. La vista en sí, es algo que deja huellas en la retira y el corazón. No puedo creer la belleza de todo esa parte del cielo y, pienso ¿cuantas maravillas habrá ocultas entre esas zonas de nebulosas, estrellas y masas de gas oscuras, esperando al observador más avisado y profundo? En esas noches especiales en que el seeing es benévolo y la transparencia es total. Estoy seguro que el gran Orión, en un coqueteo atrevido, no dejará pasar la oportunidad de mostrar algo más a aquel que le giñe un ojo con complicidad y sepa guardar la debida distancia respetuosamente.

Es un cazador y no en vano lleva un garrote y una daga en su cintura ¡Hasta la próxima, señor!

 

Fabián